Hola, Lupita:
Tengo dos años de separada de mi esposo, de quien ya me divorcié por lo civil; lo sigo amando, pero él no quiere saber de mí. Por la Iglesia, está en proceso la anulación. ¿Qué hago?, pues me siento muy mal. He intentado todo, aunque no he estado muy cerca de Dios y, la verdad, no sé rezar. Además, me preocupan mis hijos.
Aránzazu
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Querida Aranza:
Una frase muy difundida del Poeta libanés Kahlil Gibrán dice lo siguiente: “Si amas a alguien, déjalo libre. Si regresa a ti, es tuyo; si no lo hace, jamás lo fue”. Y es que la decisión de amar es un acto libre de la voluntad personal. Nadie puede obligar a otro a amarle.
Comprendo tu sentimiento de impotencia. Quisieras que las cosas no hubiesen tomado el rumbo que cursaron; pero, aparentemente, es tarde. Cuando estamos frente a lo que parece el final, puede en realidad ser un nuevo principio. Estás en una situación en la que sólo la fe puede darte la fuerza necesaria para continuar.
Acepta tu realidad. Acércate a Dios como nunca antes lo habías intentado: con sinceridad, con tu donación total y con absoluta confianza. Tenemos un Dios omnisciente y omnipotente. Todo lo sabe, todo lo puede. Si no recurrimos a Él es porque no lo conocemos; por tanto, el primer paso es saber Quién es, qué nos dice y cuánto nos ama.
Por otra parte, recordemos usar las ayudas sobrenaturales. Es el mal del mundo el que divide hogares, y hay que enfrentarlo con los bienes más altos: recurramos a los medios que Cristo mismo nos dejó. La sabiduría milenaria de la iglesia nos recomienda: oración, sacramentos, ofrecimientos y devociones piadosas. Cuando la Beata Madre Teresa tuvo una visión horrenda durante una meditación, experimentó un consuelo de María Santísima, que le decía: “No temas, enséñales a rezar el Rosario y todo irá bien”.
El mismo Papa, Juan Pablo II, ahora santo, quien incluyó el Título de Reina de la Familia al final de la Letanía Lauretana, el que instaba a todos los fieles a rezar esta espléndida oración, al término del Rosario.
¡Reza el Rosario!; incluso intenta hacerlo con tus hijos. Conozco decenas de testimonios de familias que consiguieron la unidad después del rezo constante de esta oración poderosa. Algunos piensan que es mejor no rezarlo si se reza mal; pero el San Juan XXIII advertía: “El peor Rosario es aquel que no se reza”.
Esta oración privilegiada no es una repetición absurda de palabras, sino un extraordinario método de meditación. Al repetir estas frases de afecto a nuestra Madre, nos vamos acomodando al ritmo de la tranquilidad, como dice el Papa Emérito Benedicto XVI, mientras contemplamos con amor los pasajes sugeridos en la vida de Jesucristo, que son escenas del Evangelio a las que llamamos Misterios.
Si no lo has rezado antes, puedes aprender a hacerlo a través de los diferentes medios católicos a tu alcance: Radio María, María Visión, Arquinet (Radio por Internet), EWTN, El Sembrador, etc. También hay valiosos libros impresos que puedes obtener en las Parroquias y Librerías Católicas.
Es tiempo de dedicarte a hacer la voluntad de Dios; estamos llamados a mejorar cada día. Preocúpate por ser la mujer que Dios espera que seas, y Él se encargará de todas tus cosas. No seas el tipo de mujer que necesita a un hombre; sé el tipo de mujer que un hombre necesita.
Lupita Venegas
Psicóloga